Hoy en día encontramos una composición tan variada de familias que se abre como un abanico de posibles ajustes a los vertiginosos cambios sociales y a la lucha por los derechos humanos y civiles.
Encontramos familias capitaneadas por ambos padres o sólo por la madre o el padre, las compuestas por padres separados o divorciados, aquellas en que los abuelos asumen el papel de los progenitores (ante la ausencia de éstos), aquellas constituidas por hijos fruto de la reproducción asistida y aquellas homoparentales (compuestas por parejas del mismo sexo), entre otras.
La diversidad de composiciones familiares es una realidad actual en la que emerge un nuevo núcleo, cuyos miembros -en especial los niños y las niñas- se enfrentan a barreras que limitan su desarrollo.
Hace veinticinco años el reconocimiento de la homosexualidad constituía renunciar a la posibilidad de la paternidad o la maternidad para los grupos de homosexuales y lesbianas. No obstante, en la actualidad la incidencia de niños y niñas que viven en el seno de una familia capitaneada por parejas de homosexuales y de lesbianas va en aumento.
Esta tendencia está abonada por factores diversos entre los que las investigaciones identifican la inseminación artificial, experiencias heterosexuales anteriores de decidir su verdadera orientación sexual, las oportunidades de adopción (vedada para este grupo en el pasado) y, en ocasiones, la decepción de la relación heterosexual ante el evento de un divorcio.
Los estudios comparativos realizados entre niños criados en contextos familiares homoparentales y heteroparentales revelan concurrentemente que:
•No existe correlación entre la orientación y el desarrollo sexual que exhiben los niños en la crianza con madres lesbianas o padres homosexuales al compararlos con los que se crían con padres y madres heterosexuales.
•No existe diferencia en el uso de estrategias de solución de problemas entre la crianza en el seno de una familia capitaneada por padres heterosexuales versus una capitaneada por homosexuales o lesbianas.
•Los niños y las niñas de madres lesbianas exhiben mayor reacción al estrés, pero también un gran sentido de colaboración en el núcleo familiar al compararlos con sus homólogos que viven con madres heteroesexuales.
•Los niños de padres homosexuales sufren menos abuso sexual, contrario al estereotipo preconcebido del homosexual pedófilo, que los niños de padres heterosexuales.
•Los padres homosexuales son menos punitivos a la hora de impartir disciplina, al compararse con los padres heterosexuales.
Los niños y las niñas de estas familias se encuentran a menudo con visiones homofóbicas que prolongan la existencia de mitos, que minimizan las posibilidades de su desarrollo, por la desinformación, poca tolerancia y rechazo a la diversidad.
Entre estos mitos se encuentran las creencias, por parte de algunos heterosexuales, de que las familias capitaneadas por homosexuales y lesbianas son inferiores a las familias heterosexuales y que los niños y las niñas criadas en el seno de estas familias serán también homosexuales y lesbianas. Cuando es un hecho que la mayoría de los homosexuales y las lesbianas nacen y se crían en el seno de familias heterosexuales.
Estas familias viven con miedo, a que tanto ellos como sus hijos sufran la desaprobación social, a ser marginados y ridiculizados y a ser objeto de violencia física verbal o emocional. Ante esta situación es urgente reflexionar cómo manejar estos cambios, tomando en consideración el desarrollo óptimo de los niños y las niñas sin importar cuál es el contexto familiar al que pertenezcan y asumiendo una actitud de tolerancia y respeto hacia lo diferente.
La creación de ambientes que resulten confiables, seguros y menos amenazantes para estas familias son indispensables para que los niños y las niñas puedan lograr una educación y desarrollo óptimos. Sólo se necesita tener una actitud de apertura, aceptación e información sobre el tema.
Encontramos familias capitaneadas por ambos padres o sólo por la madre o el padre, las compuestas por padres separados o divorciados, aquellas en que los abuelos asumen el papel de los progenitores (ante la ausencia de éstos), aquellas constituidas por hijos fruto de la reproducción asistida y aquellas homoparentales (compuestas por parejas del mismo sexo), entre otras.
La diversidad de composiciones familiares es una realidad actual en la que emerge un nuevo núcleo, cuyos miembros -en especial los niños y las niñas- se enfrentan a barreras que limitan su desarrollo.
Hace veinticinco años el reconocimiento de la homosexualidad constituía renunciar a la posibilidad de la paternidad o la maternidad para los grupos de homosexuales y lesbianas. No obstante, en la actualidad la incidencia de niños y niñas que viven en el seno de una familia capitaneada por parejas de homosexuales y de lesbianas va en aumento.
Esta tendencia está abonada por factores diversos entre los que las investigaciones identifican la inseminación artificial, experiencias heterosexuales anteriores de decidir su verdadera orientación sexual, las oportunidades de adopción (vedada para este grupo en el pasado) y, en ocasiones, la decepción de la relación heterosexual ante el evento de un divorcio.
Los estudios comparativos realizados entre niños criados en contextos familiares homoparentales y heteroparentales revelan concurrentemente que:
•No existe correlación entre la orientación y el desarrollo sexual que exhiben los niños en la crianza con madres lesbianas o padres homosexuales al compararlos con los que se crían con padres y madres heterosexuales.
•No existe diferencia en el uso de estrategias de solución de problemas entre la crianza en el seno de una familia capitaneada por padres heterosexuales versus una capitaneada por homosexuales o lesbianas.
•Los niños y las niñas de madres lesbianas exhiben mayor reacción al estrés, pero también un gran sentido de colaboración en el núcleo familiar al compararlos con sus homólogos que viven con madres heteroesexuales.
•Los niños de padres homosexuales sufren menos abuso sexual, contrario al estereotipo preconcebido del homosexual pedófilo, que los niños de padres heterosexuales.
•Los padres homosexuales son menos punitivos a la hora de impartir disciplina, al compararse con los padres heterosexuales.
Los niños y las niñas de estas familias se encuentran a menudo con visiones homofóbicas que prolongan la existencia de mitos, que minimizan las posibilidades de su desarrollo, por la desinformación, poca tolerancia y rechazo a la diversidad.
Entre estos mitos se encuentran las creencias, por parte de algunos heterosexuales, de que las familias capitaneadas por homosexuales y lesbianas son inferiores a las familias heterosexuales y que los niños y las niñas criadas en el seno de estas familias serán también homosexuales y lesbianas. Cuando es un hecho que la mayoría de los homosexuales y las lesbianas nacen y se crían en el seno de familias heterosexuales.
Estas familias viven con miedo, a que tanto ellos como sus hijos sufran la desaprobación social, a ser marginados y ridiculizados y a ser objeto de violencia física verbal o emocional. Ante esta situación es urgente reflexionar cómo manejar estos cambios, tomando en consideración el desarrollo óptimo de los niños y las niñas sin importar cuál es el contexto familiar al que pertenezcan y asumiendo una actitud de tolerancia y respeto hacia lo diferente.
La creación de ambientes que resulten confiables, seguros y menos amenazantes para estas familias son indispensables para que los niños y las niñas puedan lograr una educación y desarrollo óptimos. Sólo se necesita tener una actitud de apertura, aceptación e información sobre el tema.
POR: PATRICIA CÁCERES VALDIVIESO